domingo, 18 de mayo de 2014

La Máquina y el hombre, poema de Cabestany Piñol,l947

Musitan los pasos vestidos de anemias
luchas de sexos heridos.

Raciona el molino del tiempo
la diccha oculta en su arcano
pecado de pocos,
y sus lágrimas señalan las horas.

Lamenta el dolor su olvido
y ha vestido mejillas
su manto de rocío salado

Vuelca su crisol el astro
de incandecencia roja,
y tritura la máquina
su canto apropiado.

Una fuerza concreta disfrazada
fuma su hastío de niebla
mientra grita su impotencia.

Han cambiado sus ojos
por faros cubiertos
de despiadada rutina.

Quiebra su andar la gente
cuando pasa rugiendo
el felino teñido de negro
con el amo hincado en su lomo.

Este maneja esclavos de acero
que braman y sudan vapor.

Es cerebro que riega la paz,
cuando abre la tierra,
la fecunda con trabajo,
y une a los hombres
enseñándoles a amar su labor

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